A estas alturas todos sabemos lo importante que es mantener unos cuidados diarios mínimos para nuestra piel para poder aportarle a la misma todos los nutrientes necesarios según sus necesidades.
Aun así, todavía existen muchas dudas acerca de cómo construir una buena rutina de belleza que nos sea práctica y, a la vez, nos ofrezca buenos resultados.
Cada piel es distinta y dependerá mucho de su situación actual el que reciba unos cuidados específicos u otros. Siempre es importante cuidar de nuestra piel y más aún en la actualidad que, con el uso diario de la mascarilla, se muestra generalmente más irritada, sensible y fatigada que de costumbre.
Rutina diaria de la piel
Cuidado diurno
El “paso a paso” de una buena rutina de cuidado diurno podría ser el siguiente:
1º: Limpieza según el tipo de piel y las preferencias de uso. Podemos optar tanto por emulsiones limpiadoras, como por aguas micelares, geles, leches, jabones…

2º: Tónico. No es vital que lo usemos pero es una buena alternativa para reequilibrar el pH de la piel después de la limpieza, ya que permite cerrar el poro, ayuda a eliminar los restos de suciedad, aporta frescor a la dermis y prepara el cutis para recibir correctamente los tratamientos posteriores.
3º: Contornos de ojos. Bolsas, ojeras pigmentadas, falta de elasticidad, deshidratación, arrugas… Para tratar estos aspectos específicos de la piel se recomienda usar el contorno, aplicándolo antes del resto de productos para que sea más efectivo.

4º: Producto intensivo, en función del objetivo principal de nuestra rutina: si queremos tratar las manchas podemos usar despigmentantes, o bien optar por retinoides, alfahidroxiácidos, antiacneicos, productos antirojeces en caso de rosácea, emolientes en pieles secas… Este tipo de productos intensivos como los sueros concentrados o las ampollas se pueden usar solo por la noche, pero en caso de seguir algún tratamiento específico o si tenemos prisa en ver los resultados, podemos usarlos por la mañana. Eso sí, deberemos no tener una exposición excesiva al Sol. En caso de pieles sensibles, con rosácea o dermatitis atópica solo se recomienda el uso de este tipo de productos por la noche.

5º: Crema hidratante. Su uso es prácticamente obligado, pues el agua forma parte de nuestra piel y de nuestro organismo en general. Por eso no podemos permitirnos saltarnos este paso de ninguna de las maneras. Además, si tenemos una piel óptimamente hidratada estaremos evitando que el resto de productos “más fuertes” nos irriten.

6º: Protector solar. Éste es otro de los productos básicos que no pueden faltar en nuestra rutina diaria. De nada sirve que nos apliquemos diferentes productos en la piel si después no la protegemos, sobre todo teniendo en cuenta que la radiación ultravioleta es el mayor enemigo de nuestra piel y el responsable directo de su envejecimiento prematuro.
A pesar de nuestras recomendaciones, cabe decir que, si nuestra piel no lo necesita, no es necesario que nos apliquemos absolutamente todos los productos mencionados. Cada vez más, se dan casos de pieles asfícticas que son aquellas que, por el uso excesivo de diferentes productos durante un largo periodo de tiempo, acaban volviéndose reactivas, tienden a tener un tono cetrino y suelen presentar incluso pequeños quistes de grasa o agua (milliums).
También es importante valorar la aplicación de cada producto según la textura de los mismos: de menor a mayor densidad para que la piel absorba antes los primeros.
Cuidado nocturno
Los pasos son prácticamente los mismos que en el cuidado diurno con algunas pequeñas diferencias:
1º: Limpiar / Desmaquillar. No es lo mismo limpiar la piel que desmaquillarla. Por eso, elegiremos un producto u otro en función de la intensidad de limpieza que debamos darle a la piel. Las texturas al agua como geles o aguas micelares siempre serán más ligeras a la hora de limpiar el rostro, mientras que las emulsiones o las leches limpiadoras aportarán una limpieza más profunda. También es recomendable usar estos dos tipos de productos en sinergia: primero la más densa (emulsión/leche) y después la más ligera (agua/gel).
2º: Tónico. Se recomienda usarlo en caso de una limpieza muy profunda de la piel, si no bastará con el mismo limpiador facial.
3º: Contorno de ojos. Igual que en el cuidado diurno, elegiremos un contorno según nuestro objetivo principal.
4º: Producto intensivo. Durante la noche es el momento idóneo para aplicarse este tipo de productos concentrados con una actividad más intensiva, ya que no estamos expuestos a la radiación solar. Además, durante la noche la piel se regenera, por lo que los tratamientos resultan ser más eficaces, por norma general.

Si seguimos una buena rutina de belleza diaria estaremos dándole más años de vida a nuestra piel y asegurándole un mejor aspecto.